miércoles, 16 de diciembre de 2009

TODO LLEGA

Y se acabó el año, nomás...
En marzo, este día parecía tan lejano que uno ni siquiera se ponía a pensar en terminar las clases, pero por suerte llegaron las vacaciones. ¡Cuántas emociones!
Quiero agradecerles otra vez por tantas muestras de cariño. Sinceramente, no esperaba tanto amor junto. Recién, recién, llegué a casa después del acto de la otra escuela y tomé coraje para leer sus cartas. Y menos mal que tenía unas carilinas a mano, porque sino iba a llenar de moco las mangas de mi camisa. Me hicieron llorar, pequeños.
Gracias mil a Nacho y a su mamá María Laura, a la familia Nogueras, a Emi, a Maira y a Sara. Sus cartas me enseñaron en un ratito mucho más de lo que pude enseñar yo en un año.
Gracias también a los mensajes en el facebook de Milena, Florencia, Guido, Nadine y Julián. Y gracias por el tarjetón que me hicieron entre todos en la cartulina...
Ser maestro es una vocación. Y toda vocación es un regalo de Dios. Y a Dios le agradezco el don de la docencia. Y le agradezco por ustedes. Por sus vidas. Por sus risas. Por sus miradas.
Esta noche me siento el maestro más rico del mundo. No porque nos hayan depositado el aguinaldo, sino porque pude compartir el año con ustedes.
Les dije en la carta que cada año, con cada grupo, voy aprendiendo -yo también- cosas nuevas.
Ahora me animo a decirles, sin ánimo de adularlos (a buscar "adular" en el diccionario, vamos...), que este quinto A resignificó mi vocación, la fortaleció y le dio envión para unos cuantos añitos más.
Y una última cosa: Manuela y Santiago son las dos personas que más quiero en esta vida (mi esposa también, no sea cosa que se ponga celosa), y ver a Manu tan contenta cuando estaba con ustedes también me hacía emocionar mucho.
Manu quiso ir a Tierra Santa porque iba con ustedes, y se habrán dado cuenta de que para ella, yo ni existí en todo el viaje. Desde que la llevé ese día a principio de año al aula, casi todas las mañanas me decía que no les dé tarea (jeje, no pude hacerle caso siempre). Y ver cómo -la semana pasada- se sentaron todos en ronda a jugar al Pato Ñato con ella terminó de conmoverme. Pero también me demostró que ustedes son capaces de grandes cosas, cuando las hacen juntos.
Se los dije el lunes en el aula, y se los repito ahora: sigan creciendo en unidad y compañerismo, dejen las diferencias de lado, aprovechen tanto amor que hay en ustedes, y dénselo a los demás.

Termino con un cuentito navideño de Mamerto Menapace.
[¿Ya terminaron de reirse porque se llama Mamerto? Sigo, entonces...]


Parece que una Navidad, Jesús bajó a la Tierra y se dirigió a un pueblito. Entró derechito en una juguetería y agarró un montón de regalos para repartir por las casas. En los cuentos pastorales, el que reparte los juguetes es Jesús, no Papá Noel...
Pero mientras estaba juntando juguetes se dio cuenta de que, en un rinconcito, solo en un aparador, había un osito de peluche que llorisqueaba medio tristón.
-¿Qué te pasa, Peluche, que estás tan triste? -le preguntó Jesús.
-Es que hoy vino un montón de gente a hacer las compras, y a mí nadie me llevó porque decían que soy muy caro -sollozaba Peluche.
Así que Jesús lo tomó de la mano y lo llevó como ayudante en la repartija.Fueron por todas las casas del pueblo repartiendo los regalos. Jesús cargaba la bolsa de los juguetes y Peluche era el encargado de sacar uno en cada casa para dejárselo a cada niñito.
Cuando por fin llegaron a la última casa del pueblo, donde vivía un nene muy pero muy pobre con su abuelita, Peluche metió la mano en la bolsa y, asustado, le avisó a Jesús que ya no quedaban más regalos.
-¿Y ahora qué hacemos? -preguntó Peluche casi desesperado. -¡Pobre nene, no tenemos nada para regalarle!
-REGALATE VOS -le dijo Jesús.
Y a la mañana siguiente, todos en el pueblo, quedaron admirados porque vieron que este niñito se paseaba muy feliz con su Peluche nuevo, el más caro de la juguetería, el que nadie más había querido llevar.

El cuento puede seguir un poco más. A mí me gusta dejarlo acá. Y dejarlos a ustedes con esta última frase de Jesús. En esta Navidad, Jesús te pide esto: REGALATE VOS. Y nos lo pide a todos. Démosle a todos lo mejor de nosotros.
Intenté -este año- dar lo mejor de mí. Y sé que ustedes han hecho lo mismo conmigo. Continúen dándose así.
Otra vez, los quiero mucho,

el profe Jorge

PD: Jejeje... Al final, ¡los estoy haciendo leer más en vacaciones de lo que leyeron en todo el año!