lunes, 29 de junio de 2009

A CUIDARSE

A cuidarse, que anda mucha peste dando vueltas.
Me estoy curando de unas anginas, pero vuelvo pronto al aula.
Vayan preparando sus cuentos de brujas, para asustarme a más no poder. Y si me repongo del susto, subo los cuentos al blog.
Hasta pronto.

sábado, 6 de junio de 2009

¿CUÁL ES TU CORAZÓN?

El corazón es una de las imágenes más utilizadas a la hora de hablar de nuestros sentimientos. Así, decimos que tenemos el corazón lleno de luz cuando nos sentimos iluminados por dentro, dichosos, felices. El que tiene un corazón generoso es aquel dado a compartir. Y del egoísta decimos que tiene un corazón de piedra o un corazón de hielo.
Aquel que gusta de recibir en su casa a sus amigos, tiene siempre abiertas las puertas de su corazón.
El hosco (busquen la palabrita en sus diccionarios) tiene telarañas en el corazón. Y el que sufre alguna pena de amor, ha quedado con el corazón lastimado.
Cuando un amigo nos traiciona, tarda mucho en sanar la herida de nuestro corazón. Y recuerdo que, cuando era adolescente y salía con mis amigos, al volver a casa, tarde, mi mamá siempre decía que había estado con el corazón en la garganta.
Cuando estamos angustiados, tenemos el corazón hecho un nudo. Cuando alguien nos desepciona, sentimos que nos estruja el corazón.
Palito Ortega tenía el corazón contento, Alejandro Sanz tiene el corazón "partio", Juan Luis Guerra tiene el corazón mutilado de esperanza y de pasión, y Edgar Allan Poe tenía un corazón delator.
Hace unos años, unas huerfanitas tenían el corazón con "aujeritos" (es que lo cantaban así), y parece que, al final, rellenaron los agujeritos con mucho amor.
El corazón es el órgano del amor. Y del desamor.
Nosotros podríamos presentarnos a los demás utilizando también esta figura del corazón.
¿Cómo está nuestro corazón? ¿Radiante, brillante, luminoso? ¿Sucio, oscuro, empolvado? ¿Qué hay en nuestro corazón? ¿Telarañas o fuego?
¿Quién sos vos? ¿Cuál es tu corazón?
Y los apóstoles en las primeras comunidades: formaban todos un solo corazón y un solo espíritu, pedido que después también hiciera Don Bosco a sus olaboradores: "Formen todos un solo corazón"...
En este mes del Sagrado Corazón de Jesús, pidámosle a Él que nos regale un corazón sincero y generoso, dispuesto y lleno de amor.

UN DÍA EN EL PARQUE DE DIVERSIONES

Había una vez dos nenes llamados Juan y Camila, que eran hermanos. Estaban ansiosos por ir al parque de diversiones por primera vez. Fueron a contarles a sus papás Silvia y Santiago de su idea. Estos les contestaron: “Bueno, vamos”. Juan y Camila estaban felices de ir al parque.

Los chicos se fueron a cambiar. Camila agarró sus largavistas, y Juan la cámara de fotos, que le habían regalado sus abuelos para su cumpleaños. Primero, se fueron al kiosco de la vuelta de su casa a comprar unas ricas golosinas. Luego subieron al auto y partieron.

Como era muy largo el camino Juan se fue durmiendo y Camila ya estaba dormida. Por fin, llegaron al parque. Silvia y Santiago los despertaron. Todos estaban re contentos. Primero, fueron al gusano loco, después al tren fantasma, a los autitos chocadores, y a la vuelta al mundo. Allí Camila llegó a tocar una nube y Juan casi por un poquito. Camila miró a través de sus largavistas y Juan sacó su cámara de fotos. No lo podían creer lo alto que estaban. Mientras bajaban tenían mucho apetito. Todos fueron a comer una hamburguesa y de postre las golosinas.

Siguieron jugando todo el día hasta que quisieron ir a las sombrillas voladoras. Juan y Camila se desesperaron buscando dos entradas. Al fin encontraron una en el suelo, y rápidamente se la quedaron. Por suerte, un señor había comprado una entrada y al nene que le había comprado no le gustó subir a ese juego. El señor no sabía qué hacer con ese boleto, entonces Camila le preguntó: “Señor ¿Va a usarlo para las sombrillas voladoras?” y el señor le contestó que no, y se las regaló. Los chicos estaban felices. Se pusieron en la cola para subir a las sombrillas voladoras. Hasta que les tocó subir estaban muy nerviosos. Fue maravilloso volar. Al bajar, ya se estaba haciendo de noche. Por último, se subieron a la montaña rusa. Se hizo de noche. El parque ya estaba cerrando sus puertas, y se tuvieron que ir.

Regresaron muy contentos a su casa recordando el lindo paseo que disfrutaron en familia. Juan y Camila preguntaban a sus papás: “¿Cuándo vamos a venir otra vez?”

María Josefina Arbert

LLUVIA DE PIEDRAS

Un día Pilar, Fátima, Rosario y Tomás se fueron a la plaza. Tomás llevó su patineta, Rosario sus patines, Fátima su bici y Pilar se fue caminando. Cuando llegaron, Rosario, Fátima y Tomás estaban andando en patineta, en patines y en bici. En cambio Pilar estaba muy aburrida, entonces les dijo a sus amigos si le prestaban los patines, o la patineta, etc. Pero todos le dijeron que no.

Ella, muy triste, se sienta en un banco de la plaza pensando qué les podía hacer a Tomás, a Fátima y a Rosario.

Pensó, pensó y pensó hasta que se le ocurrió algo para hacerle a Fátima. A Fátima le gustan mucho los helados, entonces Pilar dice: -”Fátima, andá allá a la esquina que hay un kiosco y venden helados, y si querés dejá la bici acá que yo te la cuido”, y Fátima dice: -“bueno, dale, te la dejo”.

Fátima se va a comprar el helado, entonces mientras ella no está Pilar le pincha la bici con una piedra que encuentra por ahí. Cuando vuelve, Fátima se sienta en un banco a comer el helado tranquila, cuando termina el helado empieza a andar en bici y va a una rampa que había ahí, cuando estaba subiendo a la rampa se cae para atrás y se golpea mucho la espalda, con mucho dolor va y se sienta en un banco de la plaza.

Después Pilar piensa, piensa y piensa y se le ocurre algo para hacerle a Rosario: como a Rosario le gustan mucho las golosinas Pilar le dice: -“andá allá a la esquina que hay un kiosco y venden golosinas de todo tipo, y si querés dejarme los patines acá que yo te los cuido”. Entonces Rosario le dice: -“bueno, dale, te los dejo”.

Al rato Pilar le saca una rueda a los patines, cuando vuelve, Rosario se pone los patines y empieza a andar, pero de repente se cae y se golpea la rodilla, le chorrea mucha sangre, entonces se va a lavar a una pileta que había cerca de los juegos de la plaza.

Al rato, como a Tomás le gustan mucho las calcomanías, entonces Pilar le dice: -“Tomás, andá que allá hay un kiosco y venden calcomanías para patinetas, y si querés dejá tu patineta acá que yo te la cuido”. Tomás le dice: -“bueno te la dejo”. Mientras que Tomás no estaba, Pilar le saca las lijas a la patineta. Cuando vuelve Tomás, empieza a andar y se va muy rápido a la rampa, pero cuando estaba bajando velozmente, se patina porque no estaban las lijas y se golpea la pierna, le arde mucho, entonces se va a lavar.

De repente empiezan a caer piedras y Pilar se dio cuenta que llovían piedras por todo lo malo que había hecho.

Entonces se queda reflexionando y les pide perdón a sus amigos, y les dice que fue ella. Sus amigos la perdonan. Pilar había llevado gasas por las dudas así que les puso una gasa a cada uno, y le compra un helado a Fátima, una golosina a Rosario y una calcomanía a Tomás, entonces paran de caer piedras y sale el sol más brillante de toda la historia. Como había hecho tanto sol se fueron todos a la pileta de Pilar y terminaron todos jugando.

Sara Maggio