martes, 9 de octubre de 2007

EUGENIA CERNADAS una chica pobre

Había una vez una chica llamada Candela, que vivía en un barrio muy pobre. Su casa apenas era de unas cuantas maderas apiladas y bolsas de plástico, que paraban el viento; pero eso no alcanzaba para soportar el frío invierno que se vivía en Green Garden, un pequeño pueblo al sur de Irlanda.

Todos los días se levantaba muy temprano, tomaba su viejo abrigo, un bolso donde llevaba un cuaderno, y salía a trabajar. En ese entonces era muy duro salir a trabajar y más para una pequeña niña que debía estar estudiando en la escuela. Pero su familia no tenía dinero para comer, y la mandaban a trabajar de lo que fuera. Juntaba algunas botellas plásticas, papel, vidrio, ayudaba en algunos negocios, cualquier cosa para poder tener algo en la mesa. Pero esto no era posible todos los días, ya que en los fríos inviernos poca gente salía de sus casas y no siempre los negocios abrían.

Un día de regreso a su casa, con unas pocas monedas que apenas alcanzaban para un poco de pan duro, pasó por la puerta de una gran escuela, y eso la puso mal. Candela era una niña a la que le gustaba mucho leer, y no podía estudiar. Era muy feo para ella.

En la puerta de la escuela había un grupo de niños y niñas, y cuando la vieron pasar, se burlaron de ella y la molestaron. Ella muy triste huyó corriendo a su casa, pero atrás venía una niña, llamada Mariana, que le dijo si quería que sea la amiga y ella le dijo que sí.

Después de unos días le dieron una mano a la mamá de Candela y le consiguieron un trabajo, y ella fue a la escuela.

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