Esa mañana brumosa, todo parecía terrible. La niebla tapaba las copas de los árboles y, apenas lejana, se divisaba la blancura de las nubes. Casi imperceptible. Allá, en la borrosa y débil línea del horizonte. El buen Braulio y su caballo Babasónico, que se creía bravo y noble, cabalgaban inquietos, temblorosos. Iban solos, abandonados a su propio destino. La temible barranca que debían enfrentar, casi a oscuras, los paralizaba. No sabían si podrían subirla en las espesas sombras del amanecer… Peroignoraban que la verdadera aventura empezaría arriba, en Pueblo Bochorno…
Iban al pueblo Bochorno. Buscaban una aventura; no los esperaba nadie que ellos conocieran. Ante tanto miedo decidieron continuar, entonces lo hicieron despacio. Empezaron a escuchar ruidos extraños a medida que subían. Luego empezaron a escuchar, a lo lejos, como si fuera música. El miedo era cada vez más grande: imaginaban algo tenebroso. Igual continuaron. Finalmente, al llegar, comenzaron a ver gente que reía y bailaba; no entendían nada, pero a medida que avanzaban se iban dando cuenta de que era al revés. Sólo se trataba de un pueblo divertido.
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