lunes, 10 de septiembre de 2007

ACERCA DE LOS MAESTROS

Los alumnos de los tres quintos grados nos sentamos a reflexionar acerca de nuestros maestros, y acerca de los maestros que queremos tener. Y -entre todos- escribimos estos enunciados (para leerles en el acto del día del maestro).
Lo hicimos pensando en los maestros que tenemos hoy, sí. Pero también lo hicimos recordando a los maestros que tuvimos ayer, y soñando con los que tendremos mañana.

Quisiéramos que los maestros nos entiendan. Nos escuchen. Nos ayuden.
Que nos respondan las preguntas que hacemos.
Quisiéramos que los maestros se queden con nosotros.

Quisiéramos que los maestros nos hagan bromas. Nos hagan trabajar en grupo. Nos hagan trabajar fuera del aula.
Quisiéramos que los maestros nos hagan reír. Nos den juegos de ingenio.

Quisiéramos que los maestros nos entiendan más. Nos expliquen mejor y con mayor claridad. Que sean más buenos y que jueguen con nosotros.
Quisiéramos que los maestros nos dejen hablar, y participar.

Quisiéramos que los maestros sean más chistosos. Sean amables, buenos y compañeros. Que nos presten atención. Y que nos expliquen cuando no sabemos algo.
Quisiéramos que los maestros se sienten a leernos un cuento.

Quisiéramos que los maestros sean generosos, que nos apoyen y nos acepten tal cual somos. Que no les importen nuestras dificultades, que sean «todo oídos».
Quisiéramos que los maestros nos cuenten historias, nos dejen participar.
Y que nos traten a todos igual.

Quisiéramos que los maestros escuchen nuestros problemas, sean más tranquilos, y nos tengan paciencia. Quisiéramos que los maestros nos defiendan.
Y quisiéramos que los maestros nos expliquen de vuelta… Y de vuelta… Y de vuelta.

Quisiéramos que los maestros nos presten más atención, nos comprendan, nos escuchen cuando los necesitamos.
Quisiéramos que los maestros nos tengan paciencia y nos ayuden con lo que no podemos solos, y que nos enseñen bien. Y que no nos amenacen.

Quisiéramos que los maestros nos abracen, nos hagan jugar con sus materias, nos hablen bien.
Quisiéramos que los maestros nos dejen salir a los recreos. Y que tengan buen humor.

Quisiéramos que los maestros nos cuenten cuentos, nos expliquen mejor lo que no entendemos, sean más divertidos y que nos ayuden a resolver nuestros problemas.
Quisiéramos que los maestros nos enseñen de forma divertida.

Quisiéramos que los maestros tengan tiempo para nuestros problemas, reconozcan las injusticias e intervengan.
Que nos den más tiempo. Y que nos enseñen cosas nuevas.
Quisiéramos que los maestros tengan buen carácter.

Quisiéramos que los maestros sean nuestros amigos, nos entiendan, sean tolerantes. Y que si tienen que retarnos, que nos reten sin gritar.
Quisiéramos que los maestros nos expliquen con ganas.

Quisiéramos que los maestros nos expliquen bien cuando no entendemos, que sean justos, que jueguen con nosotros. Y que nos ayuden más con nuestras tareas.
Quisiéramos que los maestros sean sensibles.

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