lunes, 10 de septiembre de 2007

SER MAESTRO

Querido Jorge:

Me pides que exprese qué es el ser maestro y, aún sabiendo que no he de abarcar en la respuesta todo lo que la pregunta implica, me animo a escribir algunas ideas, convicciones e intuiciones.

Es un fuego interior que hace surgir en el encuentro con los alumnos un profundo y desinteresado entusiasmo por la tarea que se emprende.

Es responder desde la vida a un llamado, el de educar, que es ante todo amor que exige y servicio incondicional a los niños y jóvenes, pero también una constante tarea de crecer uno mismo.

Es cuidar y ser cuidadoso, sabiendo que lo que se hace y dice, lo que se siembra o no, lo que se testimonia u omite, de alguna manera quedará impreso en el interior de los jóvenes.

Es aprender de nuestros alumnos, no contenidos curriculares, sino a ver la vida, la escuela, el aula, el patio, los vínculos también desde la perspectiva de ellos, construyendo una relación de empatía imprescindible para que ellos se sientan verdaderamente amados, queridos, estimados, promovidos y valorados.

Es siempre tender las manos y el corazón, superando sinsabores e ingratitudes o malentendidos...

Es poner la mirada en Jesús, Buen Pastor, que enseña el camino de la comprensión, la compasión, del encuentro, de la humildad, de la búsqueda esperanzada...

Es hacer que crezca en nosotros un corazón semejante al de Don Bosco…; es preguntarnos cotidianamente qué latía en su corazón…

Es saber con certeza que en los niños y jóvenes encontramos a Dios, que ellos son “el lugar teológico de nuestro encuentro con Cristo”, y que al acercarnos a ellos también nos acercamos a lo sagrado que mora en lo profundo de cada ser humano.

Es actuar para formar una comunidad que comparta esperanzas, desafíos; afronte y supere dificultades, haga surgir lazos de verdadera fraternidad, construya un clima de acogida, y se proponga y proponga a los niños y jóvenes metas cristianas y humanas, promoviendo todo lo justo y verdadero.

Ser maestro es un oficio noble, pero «no es el oficio el que honra al hombre, sino el hombre el que honra al oficio» y sólo esto será posible actuando con responsabilidad y altruismo. Quiera Dios que todos los maestros honren su tarea para que niños y jóvenes reciban lo mejor y desarrollen sus más bellas cualidades y potencialidades.

Un gran abrazo y mi afecto,



DANTE PASCUALI

1 comentario:

Anónimo dijo...

les agradezco nos permitan compartir y disfrutar de untrabajo como este. en lo personal, me encantaron las palabras de Dante Pascuali, como también qué cosas quieren los chicos de los maestros (fabulosas) y desde ya el reportaje de los chicos, que nos permiten conocer un poquito a los docentes de nuestros hijos.