lunes, 27 de julio de 2009

ESA MAÑANA BRUMOSA

Esa mañana brumosa, todo parecía terrible. La tapaban las copas de los árboles y, apenas lejana, se divisaba la blancura de las nubes. Casi imperceptible. Allá, en la borrosa y débil línea del horizonte.

El buen Braulio y su caballo Babasónico, que se creía bravo y noble, cabalgaban inquietos. Iban solos, abandonados a su propio destino.

La temible barranca que debían enfrentar, casi a oscuras, los paralizaba. No sabían si podrían subirla en las espesas sombras del amanecer... Pero ignoraban que la verdadera aventura empezaría arriba, en Pueblo Bochorno.

Pasearon para buscar comida. En un momento Braulio se enamoró de una chica con dos trenzas en la cabeza.

Un día Braulio fue a ver a su novia, pero cuando llegó, vio a la chica abrazándose con otro chico, pero justo cuando lo vio, triste y desamparado, le dijo:

-Braulio, Braulio, no te vayas, yo te amo, pero tengo que cumplir una promesa, me tengo que casar con un hombre rico- pronuncio desesperada la chica...

-Pero, antes de casarme con alguien rico, te mostraré dos cosas- dijo la chica.

–Podrías traer a Babasónico, esto es para él, para el caballo- respondió la chica y al ver a la linda y hermosa yegua se juntaron enamorados, dijo la chica -y esto es para vos- le dijo la chica, en ese momento le clavó un beso adelante de todos. Como el chico no podía hacer nada la vio casarse con un hombre más rico que él, el pobre hombre murió con el corazón enamorado.

Santiago Basilio

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