El buen Braulio y su caballo Babasónico, que se creía bravo y noble, cabalgaban inquietos, temblorosos. Iban solos, abandonados a su propio destino.
La temible barranca que debían enfrentar, casi a oscuras, los paralizaba. No sabían si podrían subirla en las espesas sombras del amanecer... Pero ignoraban que la verdadera aventura empezaría arriba, en Pueblo Bochorno.
Al llegar a la cima, Braulio y Babasónico se sorprendieron porque allí no había nada. Nada salvo una pequeña casita. Al lado de la casita había una roca sobre la cual estaba sentada una hermosa muchacha.
Braulio se le acercó y le pregunto cómo se llamaba.
También le pregunto si había pasado algo con el pueblo.
La muchacha le dijo que se llamaba Crystal y que no había pasado nada con el pueblo. Crystal le contó que el pueblo se llamaba Bochorno por su padre que lo había descubierto.
Pasó el tiempo y Braulio había construido una casa para él y un establo para Babasónico. Braulio iba todos los días a la casa de Crystal para almorzar y Crystal iba a su casa para cenar. En el tiempo en que Braulio había vivido en el pueblo se habían enamorado.
Unos meses más tarde se casaron (en otro pueblo) y tuvieron dos hijos que construyeron sus casas en Pueblo Bochorno y se casaron y tuvieron hijos que también construyeron sus casas en el pueblo y así hasta que en el pueblo sólo hubo descendientes de Braulio y de Crystal.
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